3 de jul. 2008

Programa: Es lastima lo que padescen

“…Es lástima lo que padescen…

Programa

1era parte

Polifonía profana

- Anónimo (siglo XV)

Zappay lo campo

- Anónimo (siglo XVI)

Rey a quien reyes

- atrib. a Mateu Fletxa (1481-1553)

Bella de vós som amorós

- Anónimo (siglos XV-XVI)

Paxarico que vas a la fuente

- atrib. a Henrich Isaac (c1450–55; 1517)

Mater Patris nacti nacta est/Si dormiero

- Mateu Fletxa (1481-1553)

Gloria pues nació

- Pere Oriola (1440-80)

O vos homines qui transite in pena

Polifonía religiosa

- Johannes Cornago (c 1400 - después de 1475)

Kyrie de la Missa mappamundi

- Anthonius Fevin

Hosana y benedictus de la Missa mente tota

2a parte

Música para ministriles

- Basado en la batalla de Clément Janequin (c.1485-1558)

La guerre

- F. de la Torre, (fl 1483/1504)

Danza alta

- Anónimo (s.XVI)

La de las medias, la de las dames y la francesa

- Phillipe Rogier (c.1561-1596)

I tono a 5

Música para tecla y cuerda

- Correa de Arauxo (b 1584; d 1654).

Tiento tercero de sexto tono

- Jusepe Ximenez (b Zaragoza 1601; d Zaragoza 1672)

Batalla de sexto tono

- Lluís Milà (b c1500; d 1560)

Pavana y Gallarda

La Caravaggia:

Marc Clos: Percusión

David García: sacabuches

Jordi Giménez: sacabuche y trompeta bastarda

Joaquim Guerra: bajón y chirimía

Lluís Coll: corneta y dirección


Notas del Programa

…porqué çierto es lástima lo que padesçen ellos, sus mugeres y hijos.” En mayo de 1592 alguien escribía esta preocupante frase dentro de un memorial dirigido a Felipe II en el que se hace balance del grupo de ministriles del monarca. En este memorial, muy útil para conocer cuántos y de qué tipo eran los ministriles del rey, se hacen continuas referencias a la penosa situación de los mismos. Esta cita nos muestra un aspecto crucial para entender la vida de un ministril y, por tanto, de la música que tocaba.

En efecto, los ministriles eran unos criados que ni tan siquiera formaban parte de la capilla del rey, pertenecían a la caballeriza. Mal pagados, a menudo sin techo y pasando hambre, se veían obligados a acudir a tocar donde fuera que los llamaran. En algunos momentos esto pudo presentar conflictos con su señor pero, como en el caso de Felipe II y tantos otros, éste no les podía reclamar que solo actuaran bajo sus órdenes cuando les estaban matando de hambre. Sea como fuere, estos músicos tan sufridos siempre tuvieron una gran versatilidad y facilidad para cambiar de entornos y prácticas musicales.

Dentro de la corte, en la iglesia, en las plazas, en las procesiones… los ministriles tocaban en cualquier sitio donde alguien les pagara. ¿Pero qué música tocaban? La práctica del ministril pasaba casi siempre por la interpretación de música previamente memorizada o de improvisaciones sobre bajos o patrones ya conocidos. A menudo se ha atribuido a esta práctica la escasez de partituras de música para ministriles. En realidad no son tan pocas las partituras para ministriles encontradas, poco a poco las vamos rescatando del secuestro perpetrado a veces por el olvido, a veces por una capa de polvo, a veces por retorcidos personajes que delante de un descubrimiento musicológico se transforman en gollums del mundo cultural. Por otro lado, mucha de la música que tocaban los ministriles era música concebida inicialmente para ser cantada o tocada con otros instrumentos. Así pues, el repertorio de los ministriles era mucho mayor de lo que una aproximación superficial podría dar a entender.

En este concierto, La Caravaggia hace una selección de este repertorio, intentando cubrir la mayor parte de “géneros” o de tipos de música que un conjunto de ministriles podía tocar. El programa nos presenta una primera parte de polifonía vocal tanto profana como religiosa y una segunda parte con música propiamente instrumental. En esta segunda parte encontramos un primer bloque dedicado a la música escrita originalmente para ministriles como la Danza Alta o el fabordón de Rogier, y a la música que, aunque no fuera concebida inicialmente para los ministriles, sabemos del cierto que era interpretada a menudo por éstos. Es el caso de “La Guerre” de Janequin que encontramos sin texto en el cancionero para ministriles del Duque de Lerma. Cierran el concierto dos piezas para tecla y una para cuerda pulsada, música que, una vez más, sabemos certeramente que formaba parte del reportorio habitual de los conjuntos de ministriles.